Como es costumbre (para mis lectores de atrás tiempo no solo del blog), haré una reseña de lo visto, tratando de ser lo más imparcial, y tratando de exponer diferentes puntos de vista de todo este relajo. Antes de comenzar, tengo que dar cierta información de referencia para explicar estas dos festividades Oaxaqueñas.
Calenda: En toda fiesta patronal (la fiesta de los santos de las iglesias en Oaxaca), antes de la festividad en la iglesia, se realiza una especie de “desfile” o caravana. Este desfile está compuesto por devotos que cargan carrizos con flores y globos, una banda que ameniza todo el recorrido con música, monos de calenda (en foto, no de la Calenda del domingo), cohetes, danzantes, y la efigie del santo en cuestión. Este recorrido se realiza de la iglesia a diferentes puntos, ya sea iglesias vecinas, la iglesia donde se está hospedando el santo (por que el santo recorre otras iglesias), o el mismo centro de la ciudad. Pues bien, la Calenda de la Guelaguetza Popular recorrió varias calles del centro de Oaxaca para terminar en el zócalo frente a la catedral de la ciudad.
Lunes del Cerro: Mal conocido como Guelaguetza, el Lunes del Cerro es la festividad que se realiza en el Cerro del Fortín los dos lunes más próximos al día de las Carmelas, cayendo generalmente en los días medios de julio. Esta festividad convoca a los diferentes pueblos de las 8 regiones de Oaxaca (Valles Centrales, Sierra Norte, Sierra Sur, Costa, Istmo, Cañada, Mixteca y Papaloapán) para agradecer a los dioses prehispánicos las lluvias y las cosechas que acaban de realizarse. Este agradecimiento se realiza bailando las danzas típicas de cada región y cada pueblo, entre música, comida y vestidos regionales. La Gelaguetza, es la acción que realizan los danzantes de regalar cosas a los visitantes. Los danzantes, cuando llegan a la ciudad de Oaxaca, traen consigo diferentes productos típicos de sus regiones, ya sea comida, artesanías, mezcal o ropa, para después, finalizado su baile, regalarlo a los asistentes en señal de agradecimiento por haber asistido a su festividad. Entonces, Guelaguetza es hospitalidad y agradecimiento y no la danza como tal.
Especificados estos dos términos, podemos pasar a lo que nos truje haciendo una última aclaración. Estas festividades las organiza el pueblo de Oaxaca como parte de su tradición. Hasta hace unos 7 años, nada de esto se cobraba al ser una festividad típica de la ciudad, pero siendo gobernado Murat, se comenzó a cobrar la entrada al Lunes del Cerro. No se cobraba todo, solo las primeras hileras del auditorio en el que se realiza, pero eso evitó que muchas personas de bajos recursos pudieran asistir a su festividad. Con Ulises Ruiz, se comenzó a cobrar la entrada a la mitad del auditorio (la mitad más cercana al estrado) limitando aún más el acceso de la gente de Oaxaca. A esto no puedo decir mucho… La Secretaría de Turismo le asigna al estado cierto capital para la realización de este evento, por lo que no debería cobrarse. El argumento oficial es que se necesita capital para traer a los danzantes de sus regiones, además de darles hospedaje y comida mientras se realiza el evento. La bronca, es que para eso es el capital que se le asigna a la festividad. Entonces, ¿A dónde va a dar el dinero recaudado por la entrada al Lunes del Cerro? Ni idea.
El boicot a la “Guelaguetza Comercial” es precisamente la protesta a que se cobre y “privatize” una costumbre popular que debería ser gratuita para visitantes y lugareños. La “Guelaguetza Popular” es la respuesta de la A.P.P.O. ante esto, realizando ellos mismos sus Lunes del Cerro poniendo música, transporte, Guelaguetza, y auditorio, claro está, sin cobrar ni un peso.
Bien, ahora si, lo visto por mi en estos dos días:
Calenda Popular, domingo 15 de julio.
No asistí a la Calenda por que una de mis compañeras se sintió mal y tuvimos que acompañarla a la casa para que se repusiera (además de que me quedé dormido xD), por lo que solo asistí a la festividad que se realiza después de esta. Estando en el zócalo de la ciudad aproximadamente a las 9 p.m., había mucha algarabía entre la música, los payasos, el torito, y uno que otro discurso político. A las 9:15 aproximadamente, comenzó el evento principal de la noche: La quema del castillo. La estructura de unos 20 metros de altura, constaba de diferentes niveles y secciones que eran prendidas en distinto orden. Primero se prendieron los aros de luz laterales que giraban y emitían luces y sonidos variados. Después, se prendió un aro que se encontraba en la parte baja de la estructura, que giraba de una manera tridimensional bastante bien elaborada. De ahí, siguió una mariposa que aleteaba y giraba mientras los cohetes se incendiaban, para dar paso a los aros centrales de la estructura. Cabe aclarar que entre cada sección había un intervalo de aproximadamente 2 minutos, en los cuales, los organizadores de la A.P.P.O. aprovechaban para gritar consignas tales como “¡Presos políticos libertad!”, “¡Ya cayó, ya cayó, Ulises ya cayó!” y “¡El pueblo, unido, jamás será vencido!”. Yo me evité broncas y decidí no participar en estas consignas, pero créanme que fue muy difícil resistirme puesto que la mayoría de los asistentes (excepto los turistas) las gritaban con una emoción y convicción tal, que era muy difícil no contagiarse de esa sensación de justicia social con la que muchos de los asistentes las coreaban. El momento cúspide del castillo, fue cuando las palabras “A.P.P.O. 2007” se incendiaron en la punta del castillo, para paso a una corona que representaba a la oligarquía oaxaqueña (en palabras de los appistas). Esta corona fue reventada para dar paso a la estrella insignia de la lucha social de la A.P.P.O. El castilló acabo cuando un helicóptero que estaba en lo alto de la torre se incendió y comenzó a volar sobre nuestras cabezas. Este helicóptero representaba al vehículo desde el cual el 14 de junio del 2006, se lanzaron gases lacrimógenos a los maestros asentados en el centro de Oaxaca, y que a pesar de ello, no fueron desalojados. Como símbolo de esto, el helicóptero del castillo perdió sus luces y se precipitó hacia el suelo. Al finalizar el castillo se corearon más consignas entre gritos y aplausos. Cuando acabó esto, el grueso de los asistentes se retiró, aunque una muy buena parte nos quedamos para ver a alguno de los payasos, bailar con la banda en vivo que se quedó unos momentos después, o simplemente disfrutar de la noche entre espectáculos montados por algunos lugareños, o el comercio instalado por los appistas.
Ya después de esto yo:
Pero eso ya no viene al caso de esta entrada xD. Para finalizar esta parte, debo decir que no solo había oaxaqueños en la festividad, sino que había bastantes extranjeros y turistas que gozaban y aplaudían con el colorido del castillo. Niños, jóvenes, adultos y ancianos de todas clases estábamos en el zócalo, tal vez no con la intención de apoyar un movimiento social tan controvertido como es el de la A.P.P.O., sino con la intención de compartir un elemento cultural tan importante para los oaxaqueños como lo es la realización de sus fiestas del Lunes del Cerro.
Lunes del Cerro, lunes 16 de julio.
A las 6 de la mañana pasaron por nosotros para asistir a la Guelaguetza Popular. Primero fuimos al Cerro del Fortín con la esperanza de que la festividad se realizara en donde se ha realizado por cerca de 70 años. Al llegar, unos 500 policías (según cifras oficiales) estaban resguardando al auditorio donde se realiza el bailable. Entre granaderos y policías que portaban armas de grueso calibre, se nos hizo evidente que en ese lugar no se realizaría nada, por lo que nos fuimos al sitio alternativo del evento: La Plaza de la Danza frente a la Basílica de la Soledad, lugar donde se realizó el primer bailable en los años 20. A eso de las 7 de la mañana, estábamos instalados en las gradas de la plaza junto a un pequeño puñado más de espectadores, claro está, además de los organizadores que ya tenían el sonido instalado, y que estaban armando la tarima. Poco a poco la gente comenzó a llegar, por lo que la plaza se llenó de vendedores ambulantes y espectadores. Como a las 9:30, después de colocar las lonas que aparecen al fondo de las fotografías, un vocero de la A.P.P.O. tomó la palabra. Dijo que algunas de las delegaciones que se presentarían en la Guelaguetza popular ya se encontraban en el zócalo dispuestas a marchar hacia la Plaza de la Danza, pero que debido a que sus 20,000 acompañantes habían comenzado a gritar “¡Cerro, cerro!”, se haría el intento de romper el cerco policial y tomar las instalaciones del cerro, y que de lograrlo, el evento se realizaría allá. Punto número 1: Ni entre las delegaciones, ni entre los appistas, ni visitantes, se juntaron JÁMAZ, 20,000 personas, a lo mucho (y eso exagerándole) habremos sido 5,000 personas. Punto número 2: Yo vi la seguridad del cerro, y debo decirles que de ninguna manera se hubiera podido romper el cerco… ¿Para que fueron las delegaciones al cerro? La palabra “martir” me viene a la cabeza, pero esta bien, fueron porque querían realizar el evento donde debe ser realizado.
Después de unos momentos, una vocera de la A.P.P.O. tomó el micrófono para informarnos que no se había podido romper el cerco, y que después de un breve mitin improvisado frente a los policías, las delegaciones marcharían de regreso a la plaza donde nos encontrábamos. Claro está, debo decir que todo esto lo decía con voz de (ahora si) mártir, argumentando que los pueblos solo habían ido a recuperar una tradición y el estado represor no los había dejado. Aproximadamente 10 minutos después de esto, la misma vocera dijo: “Compañeros, tengo un anuncio muy serio que hacerles”. En ese instante todo el ruido que había en el lugar cesó para dar paso a un silencio total que me heló hasta los huesos. La vocera dijo que cuando se estaban retirando las delegaciones de forma pacífica, los policías habían comenzado a atacarlos con gases lacrimógenos y que los habían comenzado a golpear. Listo. Los mártires que habían mandado habían surtido efecto. En ese momento no supe que pasaría, si se suspendería la celebración, si continuaría, o si nos dirían que fuéramos al cerro a enfrentarnos con los policías. Ni loco me iba ir a meter con los polis (las metralletas eran muy persuasivas), pero no sabía que pasaría en ese momento en la plaza. Dado que los organizadores habían recalcado el carácter pacífico de todo esto, dijeron que las delegaciones solamente te retirarían del lugar y que llegarían a la plaza para bailar de todas formas, pero que esto sirviera como un ejemplo de las técnicas represivas del estado fascista (sic.).
5 minutos después, la misma vocera volvió a tomar el micrófono para pedirle a los conductores de autobuses que movieran sus carros y que permitieran la salida de las ambulancias puesto que “nuestras chinas oaxaqueñas han sido gaseadas por los perros represores. Aquellas hermosas mujeres desarmadas, las que iban hasta el frente de la marcha, fueron recibidas con gases lacrimógenos. Hay niños y mueres heridas, por lo que dejen pasar a las ambulancias para que podamos darles atención y puedan llegar aquí para bailar a pesar de la represión”. ¿Así o más chantaje emocional? Pues bien, las ambulancias partieron al lugar y la señora siguió despotricando contra el gobierno represor. Unos minutos después, las delegaciones comenzaron a llegar.
Utilizando todo mi poder de observación y deductivo, esperaba ver a las chinas oaxaqueñas apanicadas por la experiencia. Esperaba verlas despeinadas, sudadas, golpeadas o hiperventiladas. Cualquier indicio que me dijera que acaban de salir huyendo de un enfrentamiento con la policía en el cual hubo golpes y gases lacrimógenos. Si bien no llegaron carcajeándose (todas), si llegaron bastante tranquilas, como si nada hubiera pasado… No estuve en el lugar por lo que no puedo hacer ninguna aseveración, pero personalmente no creo que las hayan gaseado o las hayan atacado tan brutalmente como nuestra vocera había dejado ver.
Así pues, comenzaron las festividades del Lunes del Cerro. Apenas íbamos en el segundo baile cuando los espectadores de las filas delanteras comenzaron a señalar el cielo detrás de nosotros en dirección al Cerro del Fortín. Al principio yo no vi. nada, pero después, gracias a nuestra vocera, me percaté de que una columna de humo se elevaba desde algún punto desconocido. La señora primero dijo que eran los gases lacrimógenos después del enfrentamiento, pero más tarde rectificó diciendo que era un auto atentado del gobierno que estaba quemando el auditorio para después echarles la culpa a ellos. Esa versión se manejó durante todo el evento. El humo era resultado del gas lacrimógeno y del auto atentado del gobierno. Después, platicando con un taxista, y revisando diferentes medios noticiosos, me enteré de que ese humo provenía de los carros que habían quemado los manifestantes. El humo provenía de 2 colectivos y una pipa de agua del gobierno. Uno de esos carros fue lanzado en llamas hacia uno de los comercios que están cerca del cerro. Me agrada la manipulación de información y el chantaje que realizan aquellos que supuestamente están a favor de la verdad y la libertad. En mi opinión, creo que todo lo que se estaba diciendo era para enardecer al pueblo (que después de cada informe, se aventaba alguna consigna contra el gobierno). No se le dio más importancia al hecho, y la festividad continuó.
¿Qué puedo decir de la festividad? Los bailes eran preciosos. Entre los vestidos, los trajes, la música, los regalos y los versos que se realizaba, los Lunes del Cerro es una festividad maravillosa en a cual se puede conocer mucho de la cultura oaxaqueña. Entre las cosas más destacables, están los bailes de la costa, los versos picarones de la misma región, los regalos que aventaban (me tocó un pan), y la música de la sierra. Claro, entre baile y baile, alguno de los participantes decía algún discursos a favor de la A.P.P.O.
En un punto, la gente se paró de golpe para ver el lado izquierdo de la plaza. La vocera nos dijo que no nos fuéramos, que estuviéramos tranquilos puesto que no tenían información de que estuviera pasando nada. ¡Cuernos! Después me enteré de que en ese momento, varios camiones militares rondaron la zona. Me desagradó bastante que a los visitantes nos hubieran agarrado como escudo humano para evitar que el gobierno entrara a hacer detenciones o a suspender la festividad. Dado que entre los visitantes habían niños, extranjeros y ancianos, el gobierno no entraría a la fuerza al lugar. Eso lo sabían los appistas y por eso no dejaron que nos fuéramos. Este hecho me puso muy incómodo, y me dieron ganas de irme. Eso, y las llamadas a celular que oía a mi alrededor escuchando que había varios enfrentamientos en la ciudad, que estaban quemando carros, y que estaba deteniendo a las personas. Si le sumamos que muchas personas se comenzaron a ir, tenemos como resultado una paranoia por parte de su servidor. Después de convencer a mis acompañantes de retirarnos del lugar (y gracias a la lluvia que comenzó a caer), nos fuimos a nuestra casa con cierto temor de que es con lo que nos toparíamos en el trayecto. Afortunadamente no nos toco nada fuerte, solamente el “aftermath” del enfrentamiento: Los camiones siendo retirados, calles llenas de piedras, comercios agredidos y el etc. común que acompaña a los choques sociales entre policías y manifestantes. Así fue como terminó mi participación en la Guelaguetza Popular.
¿Que puedo decir? Es un conflicto bastante complejo, donde no solo hay una causa de los enfrentamiento, y que si bien hay algunos reclamos bastante reales y legítimos, aparte de existir una franca represión por parte del gobierno, también hay intereses turbios por parte de algunos manifestantes además de que hay mucha manipulación de masas. No hablo de acarreados, sino de verdadera manipulación mental hacia el pueblo de Oaxaca… No solo por parte de los appenses, sino por parte del gobierno. Creo yo que no se puede tomar partido, ambos lados tienen puntos de vista legítimos y puntos de vista debatibles… Creo yo que lo mejor es escuchar ambas posturas y tratar de hacernos un juicio propio sin caer en juicios de valor o en posturas clásicas y estereotipadas de “pobres contra ricos” o “burgueses contra revolucionarios”. Eso, y no creerse nada de lo que en las noticias. Si, está un poco tenso el ambiente, pero las noticias lo hacen ver como el fin del mundo donde toda la ciudad está en estado de sitio y los enfrentamientos ocurren fuera de las casas. En realidad, los enfrentamientos duran a lo más 1 hora, y ocurren en un solo punto de la ciudad. Y no crean que hay diario, este es el segundo enfrentamiento que me toca en 2 meses que llevo acá. Creo yo que lo que se ve en las noticias no es más que parte de la manipulación que uno de los bandos está haciendo para defender sus intereses.
Calenda: En toda fiesta patronal (la fiesta de los santos de las iglesias en Oaxaca), antes de la festividad en la iglesia, se realiza una especie de “desfile” o caravana. Este desfile está compuesto por devotos que cargan carrizos con flores y globos, una banda que ameniza todo el recorrido con música, monos de calenda (en foto, no de la Calenda del domingo), cohetes, danzantes, y la efigie del santo en cuestión. Este recorrido se realiza de la iglesia a diferentes puntos, ya sea iglesias vecinas, la iglesia donde se está hospedando el santo (por que el santo recorre otras iglesias), o el mismo centro de la ciudad. Pues bien, la Calenda de la Guelaguetza Popular recorrió varias calles del centro de Oaxaca para terminar en el zócalo frente a la catedral de la ciudad.
Lunes del Cerro: Mal conocido como Guelaguetza, el Lunes del Cerro es la festividad que se realiza en el Cerro del Fortín los dos lunes más próximos al día de las Carmelas, cayendo generalmente en los días medios de julio. Esta festividad convoca a los diferentes pueblos de las 8 regiones de Oaxaca (Valles Centrales, Sierra Norte, Sierra Sur, Costa, Istmo, Cañada, Mixteca y Papaloapán) para agradecer a los dioses prehispánicos las lluvias y las cosechas que acaban de realizarse. Este agradecimiento se realiza bailando las danzas típicas de cada región y cada pueblo, entre música, comida y vestidos regionales. La Gelaguetza, es la acción que realizan los danzantes de regalar cosas a los visitantes. Los danzantes, cuando llegan a la ciudad de Oaxaca, traen consigo diferentes productos típicos de sus regiones, ya sea comida, artesanías, mezcal o ropa, para después, finalizado su baile, regalarlo a los asistentes en señal de agradecimiento por haber asistido a su festividad. Entonces, Guelaguetza es hospitalidad y agradecimiento y no la danza como tal.
Especificados estos dos términos, podemos pasar a lo que nos truje haciendo una última aclaración. Estas festividades las organiza el pueblo de Oaxaca como parte de su tradición. Hasta hace unos 7 años, nada de esto se cobraba al ser una festividad típica de la ciudad, pero siendo gobernado Murat, se comenzó a cobrar la entrada al Lunes del Cerro. No se cobraba todo, solo las primeras hileras del auditorio en el que se realiza, pero eso evitó que muchas personas de bajos recursos pudieran asistir a su festividad. Con Ulises Ruiz, se comenzó a cobrar la entrada a la mitad del auditorio (la mitad más cercana al estrado) limitando aún más el acceso de la gente de Oaxaca. A esto no puedo decir mucho… La Secretaría de Turismo le asigna al estado cierto capital para la realización de este evento, por lo que no debería cobrarse. El argumento oficial es que se necesita capital para traer a los danzantes de sus regiones, además de darles hospedaje y comida mientras se realiza el evento. La bronca, es que para eso es el capital que se le asigna a la festividad. Entonces, ¿A dónde va a dar el dinero recaudado por la entrada al Lunes del Cerro? Ni idea.
El boicot a la “Guelaguetza Comercial” es precisamente la protesta a que se cobre y “privatize” una costumbre popular que debería ser gratuita para visitantes y lugareños. La “Guelaguetza Popular” es la respuesta de la A.P.P.O. ante esto, realizando ellos mismos sus Lunes del Cerro poniendo música, transporte, Guelaguetza, y auditorio, claro está, sin cobrar ni un peso.
Bien, ahora si, lo visto por mi en estos dos días:
Calenda Popular, domingo 15 de julio.
No asistí a la Calenda por que una de mis compañeras se sintió mal y tuvimos que acompañarla a la casa para que se repusiera (además de que me quedé dormido xD), por lo que solo asistí a la festividad que se realiza después de esta. Estando en el zócalo de la ciudad aproximadamente a las 9 p.m., había mucha algarabía entre la música, los payasos, el torito, y uno que otro discurso político. A las 9:15 aproximadamente, comenzó el evento principal de la noche: La quema del castillo. La estructura de unos 20 metros de altura, constaba de diferentes niveles y secciones que eran prendidas en distinto orden. Primero se prendieron los aros de luz laterales que giraban y emitían luces y sonidos variados. Después, se prendió un aro que se encontraba en la parte baja de la estructura, que giraba de una manera tridimensional bastante bien elaborada. De ahí, siguió una mariposa que aleteaba y giraba mientras los cohetes se incendiaban, para dar paso a los aros centrales de la estructura. Cabe aclarar que entre cada sección había un intervalo de aproximadamente 2 minutos, en los cuales, los organizadores de la A.P.P.O. aprovechaban para gritar consignas tales como “¡Presos políticos libertad!”, “¡Ya cayó, ya cayó, Ulises ya cayó!” y “¡El pueblo, unido, jamás será vencido!”. Yo me evité broncas y decidí no participar en estas consignas, pero créanme que fue muy difícil resistirme puesto que la mayoría de los asistentes (excepto los turistas) las gritaban con una emoción y convicción tal, que era muy difícil no contagiarse de esa sensación de justicia social con la que muchos de los asistentes las coreaban. El momento cúspide del castillo, fue cuando las palabras “A.P.P.O. 2007” se incendiaron en la punta del castillo, para paso a una corona que representaba a la oligarquía oaxaqueña (en palabras de los appistas). Esta corona fue reventada para dar paso a la estrella insignia de la lucha social de la A.P.P.O. El castilló acabo cuando un helicóptero que estaba en lo alto de la torre se incendió y comenzó a volar sobre nuestras cabezas. Este helicóptero representaba al vehículo desde el cual el 14 de junio del 2006, se lanzaron gases lacrimógenos a los maestros asentados en el centro de Oaxaca, y que a pesar de ello, no fueron desalojados. Como símbolo de esto, el helicóptero del castillo perdió sus luces y se precipitó hacia el suelo. Al finalizar el castillo se corearon más consignas entre gritos y aplausos. Cuando acabó esto, el grueso de los asistentes se retiró, aunque una muy buena parte nos quedamos para ver a alguno de los payasos, bailar con la banda en vivo que se quedó unos momentos después, o simplemente disfrutar de la noche entre espectáculos montados por algunos lugareños, o el comercio instalado por los appistas.
Ya después de esto yo:
“Me quedé en el downtown buscando unas bitches”
Pero eso ya no viene al caso de esta entrada xD. Para finalizar esta parte, debo decir que no solo había oaxaqueños en la festividad, sino que había bastantes extranjeros y turistas que gozaban y aplaudían con el colorido del castillo. Niños, jóvenes, adultos y ancianos de todas clases estábamos en el zócalo, tal vez no con la intención de apoyar un movimiento social tan controvertido como es el de la A.P.P.O., sino con la intención de compartir un elemento cultural tan importante para los oaxaqueños como lo es la realización de sus fiestas del Lunes del Cerro.
Lunes del Cerro, lunes 16 de julio.
A las 6 de la mañana pasaron por nosotros para asistir a la Guelaguetza Popular. Primero fuimos al Cerro del Fortín con la esperanza de que la festividad se realizara en donde se ha realizado por cerca de 70 años. Al llegar, unos 500 policías (según cifras oficiales) estaban resguardando al auditorio donde se realiza el bailable. Entre granaderos y policías que portaban armas de grueso calibre, se nos hizo evidente que en ese lugar no se realizaría nada, por lo que nos fuimos al sitio alternativo del evento: La Plaza de la Danza frente a la Basílica de la Soledad, lugar donde se realizó el primer bailable en los años 20. A eso de las 7 de la mañana, estábamos instalados en las gradas de la plaza junto a un pequeño puñado más de espectadores, claro está, además de los organizadores que ya tenían el sonido instalado, y que estaban armando la tarima. Poco a poco la gente comenzó a llegar, por lo que la plaza se llenó de vendedores ambulantes y espectadores. Como a las 9:30, después de colocar las lonas que aparecen al fondo de las fotografías, un vocero de la A.P.P.O. tomó la palabra. Dijo que algunas de las delegaciones que se presentarían en la Guelaguetza popular ya se encontraban en el zócalo dispuestas a marchar hacia la Plaza de la Danza, pero que debido a que sus 20,000 acompañantes habían comenzado a gritar “¡Cerro, cerro!”, se haría el intento de romper el cerco policial y tomar las instalaciones del cerro, y que de lograrlo, el evento se realizaría allá. Punto número 1: Ni entre las delegaciones, ni entre los appistas, ni visitantes, se juntaron JÁMAZ, 20,000 personas, a lo mucho (y eso exagerándole) habremos sido 5,000 personas. Punto número 2: Yo vi la seguridad del cerro, y debo decirles que de ninguna manera se hubiera podido romper el cerco… ¿Para que fueron las delegaciones al cerro? La palabra “martir” me viene a la cabeza, pero esta bien, fueron porque querían realizar el evento donde debe ser realizado.
Después de unos momentos, una vocera de la A.P.P.O. tomó el micrófono para informarnos que no se había podido romper el cerco, y que después de un breve mitin improvisado frente a los policías, las delegaciones marcharían de regreso a la plaza donde nos encontrábamos. Claro está, debo decir que todo esto lo decía con voz de (ahora si) mártir, argumentando que los pueblos solo habían ido a recuperar una tradición y el estado represor no los había dejado. Aproximadamente 10 minutos después de esto, la misma vocera dijo: “Compañeros, tengo un anuncio muy serio que hacerles”. En ese instante todo el ruido que había en el lugar cesó para dar paso a un silencio total que me heló hasta los huesos. La vocera dijo que cuando se estaban retirando las delegaciones de forma pacífica, los policías habían comenzado a atacarlos con gases lacrimógenos y que los habían comenzado a golpear. Listo. Los mártires que habían mandado habían surtido efecto. En ese momento no supe que pasaría, si se suspendería la celebración, si continuaría, o si nos dirían que fuéramos al cerro a enfrentarnos con los policías. Ni loco me iba ir a meter con los polis (las metralletas eran muy persuasivas), pero no sabía que pasaría en ese momento en la plaza. Dado que los organizadores habían recalcado el carácter pacífico de todo esto, dijeron que las delegaciones solamente te retirarían del lugar y que llegarían a la plaza para bailar de todas formas, pero que esto sirviera como un ejemplo de las técnicas represivas del estado fascista (sic.).
5 minutos después, la misma vocera volvió a tomar el micrófono para pedirle a los conductores de autobuses que movieran sus carros y que permitieran la salida de las ambulancias puesto que “nuestras chinas oaxaqueñas han sido gaseadas por los perros represores. Aquellas hermosas mujeres desarmadas, las que iban hasta el frente de la marcha, fueron recibidas con gases lacrimógenos. Hay niños y mueres heridas, por lo que dejen pasar a las ambulancias para que podamos darles atención y puedan llegar aquí para bailar a pesar de la represión”. ¿Así o más chantaje emocional? Pues bien, las ambulancias partieron al lugar y la señora siguió despotricando contra el gobierno represor. Unos minutos después, las delegaciones comenzaron a llegar.
Utilizando todo mi poder de observación y deductivo, esperaba ver a las chinas oaxaqueñas apanicadas por la experiencia. Esperaba verlas despeinadas, sudadas, golpeadas o hiperventiladas. Cualquier indicio que me dijera que acaban de salir huyendo de un enfrentamiento con la policía en el cual hubo golpes y gases lacrimógenos. Si bien no llegaron carcajeándose (todas), si llegaron bastante tranquilas, como si nada hubiera pasado… No estuve en el lugar por lo que no puedo hacer ninguna aseveración, pero personalmente no creo que las hayan gaseado o las hayan atacado tan brutalmente como nuestra vocera había dejado ver.
Así pues, comenzaron las festividades del Lunes del Cerro. Apenas íbamos en el segundo baile cuando los espectadores de las filas delanteras comenzaron a señalar el cielo detrás de nosotros en dirección al Cerro del Fortín. Al principio yo no vi. nada, pero después, gracias a nuestra vocera, me percaté de que una columna de humo se elevaba desde algún punto desconocido. La señora primero dijo que eran los gases lacrimógenos después del enfrentamiento, pero más tarde rectificó diciendo que era un auto atentado del gobierno que estaba quemando el auditorio para después echarles la culpa a ellos. Esa versión se manejó durante todo el evento. El humo era resultado del gas lacrimógeno y del auto atentado del gobierno. Después, platicando con un taxista, y revisando diferentes medios noticiosos, me enteré de que ese humo provenía de los carros que habían quemado los manifestantes. El humo provenía de 2 colectivos y una pipa de agua del gobierno. Uno de esos carros fue lanzado en llamas hacia uno de los comercios que están cerca del cerro. Me agrada la manipulación de información y el chantaje que realizan aquellos que supuestamente están a favor de la verdad y la libertad. En mi opinión, creo que todo lo que se estaba diciendo era para enardecer al pueblo (que después de cada informe, se aventaba alguna consigna contra el gobierno). No se le dio más importancia al hecho, y la festividad continuó.
¿Qué puedo decir de la festividad? Los bailes eran preciosos. Entre los vestidos, los trajes, la música, los regalos y los versos que se realizaba, los Lunes del Cerro es una festividad maravillosa en a cual se puede conocer mucho de la cultura oaxaqueña. Entre las cosas más destacables, están los bailes de la costa, los versos picarones de la misma región, los regalos que aventaban (me tocó un pan), y la música de la sierra. Claro, entre baile y baile, alguno de los participantes decía algún discursos a favor de la A.P.P.O.
En un punto, la gente se paró de golpe para ver el lado izquierdo de la plaza. La vocera nos dijo que no nos fuéramos, que estuviéramos tranquilos puesto que no tenían información de que estuviera pasando nada. ¡Cuernos! Después me enteré de que en ese momento, varios camiones militares rondaron la zona. Me desagradó bastante que a los visitantes nos hubieran agarrado como escudo humano para evitar que el gobierno entrara a hacer detenciones o a suspender la festividad. Dado que entre los visitantes habían niños, extranjeros y ancianos, el gobierno no entraría a la fuerza al lugar. Eso lo sabían los appistas y por eso no dejaron que nos fuéramos. Este hecho me puso muy incómodo, y me dieron ganas de irme. Eso, y las llamadas a celular que oía a mi alrededor escuchando que había varios enfrentamientos en la ciudad, que estaban quemando carros, y que estaba deteniendo a las personas. Si le sumamos que muchas personas se comenzaron a ir, tenemos como resultado una paranoia por parte de su servidor. Después de convencer a mis acompañantes de retirarnos del lugar (y gracias a la lluvia que comenzó a caer), nos fuimos a nuestra casa con cierto temor de que es con lo que nos toparíamos en el trayecto. Afortunadamente no nos toco nada fuerte, solamente el “aftermath” del enfrentamiento: Los camiones siendo retirados, calles llenas de piedras, comercios agredidos y el etc. común que acompaña a los choques sociales entre policías y manifestantes. Así fue como terminó mi participación en la Guelaguetza Popular.
¿Que puedo decir? Es un conflicto bastante complejo, donde no solo hay una causa de los enfrentamiento, y que si bien hay algunos reclamos bastante reales y legítimos, aparte de existir una franca represión por parte del gobierno, también hay intereses turbios por parte de algunos manifestantes además de que hay mucha manipulación de masas. No hablo de acarreados, sino de verdadera manipulación mental hacia el pueblo de Oaxaca… No solo por parte de los appenses, sino por parte del gobierno. Creo yo que no se puede tomar partido, ambos lados tienen puntos de vista legítimos y puntos de vista debatibles… Creo yo que lo mejor es escuchar ambas posturas y tratar de hacernos un juicio propio sin caer en juicios de valor o en posturas clásicas y estereotipadas de “pobres contra ricos” o “burgueses contra revolucionarios”. Eso, y no creerse nada de lo que en las noticias. Si, está un poco tenso el ambiente, pero las noticias lo hacen ver como el fin del mundo donde toda la ciudad está en estado de sitio y los enfrentamientos ocurren fuera de las casas. En realidad, los enfrentamientos duran a lo más 1 hora, y ocurren en un solo punto de la ciudad. Y no crean que hay diario, este es el segundo enfrentamiento que me toca en 2 meses que llevo acá. Creo yo que lo que se ve en las noticias no es más que parte de la manipulación que uno de los bandos está haciendo para defender sus intereses.
1 comentario:
¿Que pasó después? Nada... La ciudad está como si nada. Si se ven pasar convoys de camionetas policiacas, pero el plantón de la A.P.P.O. sigue stando en el zócalo, la Guelaguetza Popular se realizó sin ningún incidente, y los turistas podemos seguir paseando como si nada.
La ciudad esta muy tranquila, como si nada pasara...
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