Mis estimados lectores, creo que me voy a sincerar. En estos momentos, no debería estar escribiendo esta entrada. No, no. En estos momentos debería estar en el cine viendo Avida, pero como los organizadores del FICCO son taaan organizados y creativos, decidieron cambiar la hora de proyección de dicha película sin avisarnos a nadie. Muchos éramos los enfadados a la entrada del cine por tal acto de… Desorganización. O.k., me agrada el FICCO y toda la onda, rifan cosas buenas (iPods, cámaras digitales, etc.), traen buenas películas, organizan buenas fiestas, los eventos paralelos llaman la atención, invitan a los directores y actores, y ofrecen buenos precios… ¡¡¡Pero que no nos cambien las funciones de la noche a la mañana sin avisarle a nadie!!!
Después de mi desahogo, creo que es hora de pasar a la excelente película que vi ayer:
Dirección: Nikolaus Geyrhalter.
Guión: Nikolaus Geyrhalter y Wolfgang Widerhofer.
Producción: Nikolaus Geyrhalter, Markus Glaser, Michael Kitzberger y Wolfgang Widerhofer.
Edición: Wolfgang Widerhofer.
Sonido: Stefan Holzer y Ludwig Löckinger.
Distribución: The First Run Icarus Film (E.U.).
Actúan:
Tú cena de las 8.
El T-bone tan sabroso de la otra vez.
Los pollos (¿O serán ratas?) del KFC.
El chilito de las salsas.
Al principio de la película no pude evitar pensar en Godfrey Reggio. La película es un testimonial (no un documental) de cómo es cultivada, procesada y empacada la comida en la Europa moderna. Digamos que es un Powaqqatsi (1988) sin Philip Glass y sin los efectos que Reggio le mete a todas sus películas.
El testimonial se basa principalmente en tomas de cámara fija, siguiendo los carritos que fumigan los campos, los pollos descabezados, o los tractores recolectores de la cosecha, todo sin un ápice de comentarios (más que los grabados incidentalmente) o de música que acompañe las escenas vistas en pantalla. Así, el único sonido que podemos escuchar, es el monótono “clank-clank” de los engranes que se encargan de mover la transportadora destinada a llevar de un lado a otro los puercos partidos a la mitad (eso, y el último mugido de la vaca antes de ser sacrificada).
Geyrhalter tiene como propósito que el espectador se forme su propio juicio respecto a lo que estamos viendo en pantalla. Así es como todos los contraculturales traumados no verán más que la frialdad del ser humano respecto a todo aquello que los alimenta. Durante la película (y al final de la misma), no pude evitar escuchar comentarios como “que mal tratamos a los animales” o “puras máquinas”. Personalmente, la película es una oda a la genialidad de la tecnología agrícola y ganadera, en donde hemos superado las barbaridades del pasado con herramientas de punta que nos permite alimentar a grandes grupos de personas de manera eficiente y nutritiva. Así es como durante toda la película no pude evitar sentir otra cosa más que envidia ante la maravillosa eficiencia de la industria europea. Ya quisiera que en México tuviéramos un sistema de matanza tan maravilloso e indoloro como lo tienen los europeos, no como las barbáricas técnicas de desangramiento que aplicamos en nuestros puercos.
Si bien esperaba ver una especie de continuación de lo visto en “Darwin’s Nightmare” (2004), la película me parece maravillosa respecto a la eficiencia que se puede llegar a ver en la industria.
Si no están acostumbrados (o no gustan) a ver “documentales experimentales”, creo que encontrarán sumamente aburrida la película. Si son freaks como yo que encuentran belleza en los engranajes de una máquina, es una excelente película que nos hace pensar en como tratamos nuestra comida.
Sello de aprobación del petate del muerto.
Unser täglich Brot.
Después de mi desahogo, creo que es hora de pasar a la excelente película que vi ayer:
Dirección: Nikolaus Geyrhalter.
Guión: Nikolaus Geyrhalter y Wolfgang Widerhofer.
Producción: Nikolaus Geyrhalter, Markus Glaser, Michael Kitzberger y Wolfgang Widerhofer.
Edición: Wolfgang Widerhofer.
Sonido: Stefan Holzer y Ludwig Löckinger.
Distribución: The First Run Icarus Film (E.U.).
Actúan:
Tú cena de las 8.
El T-bone tan sabroso de la otra vez.
Los pollos (¿O serán ratas?) del KFC.
El chilito de las salsas.
“Muuuuuuuuuuuuuu…*”
Al principio de la película no pude evitar pensar en Godfrey Reggio. La película es un testimonial (no un documental) de cómo es cultivada, procesada y empacada la comida en la Europa moderna. Digamos que es un Powaqqatsi (1988) sin Philip Glass y sin los efectos que Reggio le mete a todas sus películas.
El testimonial se basa principalmente en tomas de cámara fija, siguiendo los carritos que fumigan los campos, los pollos descabezados, o los tractores recolectores de la cosecha, todo sin un ápice de comentarios (más que los grabados incidentalmente) o de música que acompañe las escenas vistas en pantalla. Así, el único sonido que podemos escuchar, es el monótono “clank-clank” de los engranes que se encargan de mover la transportadora destinada a llevar de un lado a otro los puercos partidos a la mitad (eso, y el último mugido de la vaca antes de ser sacrificada).
Geyrhalter tiene como propósito que el espectador se forme su propio juicio respecto a lo que estamos viendo en pantalla. Así es como todos los contraculturales traumados no verán más que la frialdad del ser humano respecto a todo aquello que los alimenta. Durante la película (y al final de la misma), no pude evitar escuchar comentarios como “que mal tratamos a los animales” o “puras máquinas”. Personalmente, la película es una oda a la genialidad de la tecnología agrícola y ganadera, en donde hemos superado las barbaridades del pasado con herramientas de punta que nos permite alimentar a grandes grupos de personas de manera eficiente y nutritiva. Así es como durante toda la película no pude evitar sentir otra cosa más que envidia ante la maravillosa eficiencia de la industria europea. Ya quisiera que en México tuviéramos un sistema de matanza tan maravilloso e indoloro como lo tienen los europeos, no como las barbáricas técnicas de desangramiento que aplicamos en nuestros puercos.
Si bien esperaba ver una especie de continuación de lo visto en “Darwin’s Nightmare” (2004), la película me parece maravillosa respecto a la eficiencia que se puede llegar a ver en la industria.
Si no están acostumbrados (o no gustan) a ver “documentales experimentales”, creo que encontrarán sumamente aburrida la película. Si son freaks como yo que encuentran belleza en los engranajes de una máquina, es una excelente película que nos hace pensar en como tratamos nuestra comida.
Sello de aprobación del petate del muerto.
Unser täglich Brot.
4 comentarios:
Realmente no se si sea yo lento para captar o tienes un estilo MUY complicado.....sinceramente me inclino hacia lo ultimo xD
Jojojo a que no le entiendes o a que te refieres con complicado... El chiste es que me lean muchos T_T!!!
asi que es como una onda gore-morbosa-ruidosa “clank-clank”???
tengo que verla!!
chido tu blog
doble pulgar arriba
Pues si se ve bastante grotesco cuando le abren la panza a los puercos y las tripas les cuelgan, o como es que despeñejan a las reces (cuando las desangran es un baño de sangre literal), pero no es lo que se ve durante toda la película... Tambien vemos como recojen las lechugas o como es una mina de sal...
Comosea, si recomiendo que lo veas ^^!!!
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