miércoles, 27 de agosto de 2008

¡Hola Pavlov!

El mexicano es un pueblo condicionado.

Por medio del más clásico de los condicionamientos, somos como aquella mascota rusa que ante el sonido de una campana, comienza a salivar sin importar que no haya un pedazo de carne frente a nosotros. Nos hemos condicionado a que ante un determinado estímulo, tenemos una sola respuesta, por más inútil que esta sea. En lo que nos diferenciamos de aquel cánido frankensteniano, es que ese perro aprendió el concepto de extinción, mientras que nosotros, seguimos salivando.

Las marchas han sido un medio de protesta social surgido a finales del siglo XIX, en respuesta a las injusticias de las clases tecnócratas de la mentada revolución industrial. A lo largo de la historia, algunas marchas se mostraron más útiles que otras, claro está, dependiendo de la veracidad del reclamo social, la capacidad de la oposición para responder, pero sobre todo, dependiendo la utilidad de realizar la marcha.

En la Ciudad de México, y de manera particular, nos encanta hacer marchas. Desde las marchas nudistas de los 400 Pueblos, hasta la marcha anti desintegración de RBD (insertfacepalmhere), al chilango le encanta hacer todo tipo de manifestaciones desquiciando el ya caótico tráfico capitalino, con la esperanza de que algún padre en el gobierno se apiade de nosotros y le haga caso a las demandas que tenemos. El problema es que ya han sido tantas y tantas marchas, que ya a nadie le sorprenden/molestan/incomodan… O le importan. Y aún así, seguimos haciendo marchas.

Hace unos días, “todo México” (sic.) se estremeció con el caso de Fernando Martí, chico de 14 años que fue secuestrado, y que aún habiendo pagado el rescate que pedían por él, fue asesinado por sus plagiarios. Este caso, desató la (ya muy antigua) inconformidad de los ciudadanos capitalinos (y mexicanos en general) respecto a la inseguridad que se vive en México. Todo el mundo nos indignamos (inclúyome) por la vileza y la bajeza de estos actos. Rabiamos, nos entristecimos y nos preocupamos. Y ante eso ¿Que es lo que hacemos?

Otra Una marcha.

Una marcha contra la inseguridad.

¿Cómo la del 2004?

Recuerdo a los agentes noticiosos que cubrían aquel acontecimiento, diciendo frases como “ahora si se va a acabar la inseguridad”, “esto es un verdadero reclamo de los mexicanos”, o “los gobernantes tendrán que responder ante esta movilización”. Políticos y servidores públicos, prometieron y se comprometieron a tomar medidas en contra del crimen, la violencia, y la impunidad. Y hoy, 4 años más tarde, me encuentro escribiendo esto porque un chico fue secuestrado y asesinado. Vaya que fue útil esa “megamarcha” contra la inseguridad. Tan útil fue, que tenemos una versión corregida y aumentada (¡Con todo y veladoras!) 4 años después (¡Uorale! ya parecen Olimpiadas).

¡Por Dios! Debemos de dejar de ser tan… Necios e ingenuos (para suavizar la palabra en la que estoy pensando).

Y siempre digo esto cuando escribo algo en este tono: Que no se me mal interprete. A mí también me encojona el asesinato de Fernando Martí. Si por mí fuera, que a todos los secuestradores se les diera pena de muerte (yo no quiero que el gobierno esté manteniendo a aquellos homínidos en las cárceles). Creo que (por medio del proceso empático) comparto el dolor, el sufrimiento, la angustia y el enojo de la familia Martí. Y aún así, creo que la marcha programada para este fin de semana es una bobada. Solamente nosotros seguimos realizando una acción que hace mucho probó ser inefectiva y que no es más que un espectáculo mediático que le hincha los bolsillos a otras personas. ¡DEJEMOS DE HACER MARCHAS! ¡NO SIRVEN! ¡LOS GOBERNANTES NO LES HACEN CASO!

Qué fácil es criticar ¿Verdad? Sip. Lo es.

Como las marchas no funcionan, yo propongo que tomemos otras medidas para presionar al gobierno y que realmente nos responda. En este sentido me encantó la frase utilizada por Alejandro Martí: “si piensan que la vara es muy alta, si piensan que es imposible, si no pueden, renuncien”. Que renuncien. Yo no voy a seguir manteniéndolos. Si no me rinden resultados, voy a dejar de pagar impuestos (porque todos los mexicanos pagan sus impuestos como para exigir buenos resultados del gobierno ¿Verdad?). Que renuncien los malos policías. Si un policía me pide mordida, voy a exigir mi multa y voy a reportar al policía que me pidió el soborno (porque nadie en México solapa a los policías corruptos ¿Verdad?). Que renuncien los ministerios públicos que no encarcelan a los criminales (porque todos los mexicanos levantan denuncias cuando son agraviados ¿Verdad?).

El gobierno se maneja de manera pésima. De eso no hay duda. Pero los verdaderos monstruos no los crea el gobierno. Los crea la sociedad civil. ¿Qué estamos haciendo para no crear violadores, ladrones y secuestradores?

Recuerdo que en mis tiempos universitarios (como si eso hubiera sido hace mucho ¬¬), mi maestra Berenice (¡Hola miss ^^!) nos proporcionó un texto acerca del hambre (y es una lástima que no lo encuentre). Este texto señalaba que como era posible esperar que las personas de más bajos recursos pudieran estar de buen humor o con energía para estudiar, aprender, y competir por un buen trabajo. ¿Cómo esperamos que alguien que se fue a dormir con hambre, se levante con hambre y pueda desempeñarse bien en su trabajo? El hambriento está irritado. El hambriento está enojado. El hambriento no piensa en nadie más que en sí mismo. El iracundo/hambriento asesinará y robará para saciar un hambre que ha sentido desde antes de tener memoria. Y por supuesto que no estoy olvidando que debe de haber una predisposición psicopática para que alguien robe/asesine/secuestre a alguien más, si ese no fuese el caso, tendríamos más de 20 millones de psicópatas. Pero vaya que el hambre orilla a hacer cosas bastante bajas.

Un conocido (respecto a este tema), me comentó que se le hacía una marcha burguesa. Y creo que yo también comparto esa opinión. Si el señor Martí no fuera dueño de Deportes Martí, nadie le hubiera hecho caso. ¿Cuántos crímenes no pasan en Iztapalapa, Ecatepec, Guerrero, Chiapas u Oaxaca sin que a NADIE le importe un bledo? Sólo por que el tiene dinero, tiene el poder de exigir. Y yendo más allá ¿Cuántos de aquellos “burgueses” que hoy convocan a la marcha, teniendo la capacidad para NO hacerlo, ayer ayudaron a crear al hambriento que hoy se sube a un microbús con pistola en mano para despojar de su quincena al desprevenido viajero?

El gobierno tiene un trabajo pendiente, pero nosotros, como sociedad civil, tenemos una responsabilidad aún mayor. Debemos dejar de discriminar, de excluir, de clasificar, y debemos de comenzar a integrar. Si no colaboramos juntos, no vamos a ir a ningún lado. Si no apoyamos hoy al hambriento, el hambriento va a regresar mañana con un palo a golpearnos en la cabeza para quitarnos nuestra comida…

Exijamos, si, pero también cumplamos como sociedad civil… Solamente les recuerdo que los pueblos, tienen el gobierno que se merecen…
----------------
Now playing: Peaches - Operate
via FoxyTunes

No hay comentarios.: