miércoles, 4 de abril de 2007

David Nebreda: fotografiando la esquizofrenia.

Una advertencia mis estimados lectores (advertencia que es frecuente por estos lares), esta entrada presentará un trabajo fotográfico bastante impactante que no es digerible por el grueso de las personas… Es solamente bajo su criterio que les recomiendo que vean las fotografías que se presentarán en esta entrada del blog y que no son más que imágenes de la enfermedad mental…

Gracias a placebo_sk (Blog), la semana pasada fui introducido a uno de los fotógrafos más inquietantes e interesantes a los que haya tenido acceso: David Nebreda.
Una de mis quejas acerca del arte contemporáneo, es que cualquiera que se cargue una idea esquizofrenizante puede montarla en una plaza pública, causar asco, y decir que es un artista. Se pierde el proceso artístico que hay detrás de cada obra cuando el único fin es causar incomodidad al espectador. Y ojo, no estoy diciendo que uno de los objetivos del arte no sea impactar al espectador, al contrario, creo que es uno de los pilares que sustentan a cualquier creación artística. A lo que yo estoy haciendo referencia, es que cuando solamente se busca eso -impactar-, sin una técnica o sin un discurso detrás, el “arte” pierde esencia, y sólo se vuelve una pose que “enaltece” al creador, separándolo de los demás simples mortales que lo acompañan.
En este sentido, el trabajo del señor Nebreda me parece maravilloso, puesto que a pesar de que no solo trayendo un discurso esquizofrenizante, sino franca y explícitamente esquizofrénico, puede crear algo llamado arte. Tomándome la libertad de emular a Marisol Romo, voy a colocar la siguiente cita de Antonin Artaud:

No hay nadie que haya jamás escrito, pintado, esculpido, modelado, construido, o inventado a no ser para salir del infierno”.

En este sentido, David no está fotografiándose con el fin de causar incomodidad, sino que crea su trabajo con el fin de exorcizarse a si mismo. Aquejado por los espectros de la esquizofrenia, Nebreda no busca impactar a un público que ya no se sorprende por lo que cualquiera le pueda presentar. Es más, que conozcamos el trabajo de Nebreda es una causalidad bastante peculiar, puesto que el nunca entró caminando a una galería o a un museo exigiendo que montaran su obra. No, David se fotografío a si mismo con el único fin de retratar a su enfermedad, tal vez para mitigar o curar la enfermedad, cosas que los medicamentos parecen no haber conseguido (y si los medicamentos no logran nada, ¿Por qué seguir tomándolos?). Por 20 años se ha mantenido recluido en su departamento (ubicación desconocida), comiendo al mínimo en una estricta dieta vegetariana, sin establecer contacto con nadie, o permitiendo que alguien lo establezca con el. 20 años en los que ha fotografiado a la esquizofrenia, espejo de su alma y mente, creando una serie de auto-retratos bastante… Peculiares. Peculiaridades que eran parte de su archivo personal.
De no ser por que de manera causal, el trabajo de Nebreda llegó a las manos del galerista
Renos Xippas (según la historia, porque Nebreda mandó las fotos con un conocido suyo que las mostró a Xippas), y este decidió montarle una exposición, no conoceríamos la tortura por la que vive (y se somete) el autor de fotografías que muestran un cuerpo famélico y flagelado, no solo por torturas físicas, sino marcado por las heridas de la demencia en la que ha vivido gran parte de su vida. Se que suena bastante extraña la historia, más si tomamos en cuenta la subsitencia en reclusión del autor, que a pesar de no contactar a nadie, logra obtener sus alimentos vegetarianos o los materiales para fotografiarse a su mismo (ya sin mencionar la “filtración de su trabajo), pero las fotografías son un testimonio bastante convincente de lo que el autor vive día a día.
Al ver las fotografías de Nebreda, estamos viendo no solamente un cuerpo quebrantado por las dolencias de la mente, sino que estamos echando un pequeñísimo vistazo al mundo como lo percibe un esquizofrénico. Como practicante en un hospital psiquiátrico, siempre me he preguntado como será el delirio de los internos, como será percibir un mundo onírico, o como será el nunca tener la seguridad de lo que se ve, se escucha, se prueba, se huele o se siente, sea real… Y es por eso que el trabajo de Nebreda me cautivó… Fue una pequeña respuesta a mis incógnitas, una pequeña “probadita” de lo que es experimentar la locura día a día…
Está bien, son fotografías de un esquizofrénico, tal vez sin valor mayor al que pueda poseer un dibujo o un trabajo de carpintería realizado por cualquier paciente del Hospital Psiquiátrico Fray Bernardino. La diferencia que tiene lo mencionado con anterioridad y las fotografías de Nebreda, es que este último posee una licenciatura en arte. Líneas atrás mencioné la técnica artística que debe preceder a cualquier creación digna de llamarse arte, y es precisamente eso lo que le confiere estatuto de arte a las fotografías de Nebreda: La Técnica. David tiene las herramientas “creativas” y “técnicas”, que le permiten crear un discurso artístico en torno a sus retratos esquizofrénicos… Muchos se sorprenderían de saber lo inteligente y lo perceptiva que puede llegar a ser una persona con esquizofrenia, más aún, es impactante saber el razonamiento al que puede llegar gracias a su “alucín”.

Y bueno, ¿Por que teorizar antes de mostrar el trabajo artístico? Por que la respuesta inmediata al ver las fotografías de Nebreda es “¡Eso no es arte!”. Quise presentar los argumentos del porque yo considero que esto es arte, para que al ver las fotografías, tengan un punto de referencia más allá del impacto visual que propicia ver sus obras por primera vez… Así que una vez más, les advierto que algunas son bastante fuertes, y las verán bajo su propio "riesgo":

David Nebreda: Autoretrato
David Nebreda: Autoretrato
David Nebreda: Autoretrato

David Nebreda: Autorertrato

Estas son tal vez algunas de las más "digeribles", puesto que nada se compara con "Cara Cubierta de Mierda", y aún así, crean un impacto escalofriante en el espectador... Tal vez sea yo el que este mal y no deba considerarse arte, tal vez en oposición al artista, se le deba sacar de su reclusión y se le deba internar a la fuerza, medicarlo hasta que su delirio desaparezca, y deje de fotografiarse a su mismo después de sus flagelaciones. En otras palabras, tal vez se debería rescatar al autor y salvarlo del infierno en el que vive... Pero cada artista tiene algo de locura, y si "rescataramos" a cada uno de ellos, clausurándoles su propio infierno personal, ¿Que sería del arte?

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante propuesta, no sabia de la existencia de este artista, me dejo un sabor a ;Joel Peter Witkin o Diane Arbus, y mas que el "impacto" por la escenas , la preparacion para estos proyectos son los que dan sentido al concepto que maneja y asi mismo dan cabida a estos dentro del arte post-moderno.

Anónimo dijo...

Fantastica forma de hacer comprender el dolor de una enfermedad que solo la entienden aquellos que la padecen.Y desde su mundo de sufrimiento se asoma al otro mundo(el de los que se creen cuerdos),con un espejo a modo de puerta.Pero al contrario que la mayoria de gente pensara al ver estas fotos,Nebreda prefiere su mundo al nuestro.
Y es aqui donde Nebreda pregunta, a pesar de mi tortura,¿porque prefiero mi mundo al vuestro?.
La respuesta es facil en principio,por su locura...pero no sera el haber vivido antes en nuestro mundo lo que le ha llevado a su infierno particular...

Anónimo dijo...

Bla, bla,bla...ARTISTA..bla, bla,..IMPACTANTE...bla, bla, RETRATO DE SU DOLOR..., bla, bla, bla...
Simplemente: un tipo que esta como una verdadera cabra y que necesita urgentemente internamiento en un centro psiquiatrico.

Eduardo "iCthulhutl" dijo...

Jaja, sip, independientemente de todo, el individuo está loco, pero es de ahí de donde srge mi reflexión fumada... ¿Que tanta locura se requiere para ser un artista?

N i g r o m a n c i a dijo...

Conocí la obra de Nebreda en España cuando estudiada un postgrafo en fotoperiodismo, fue en un documental transmitido en la TV abierta y que además contenía la narración del fotógrafo quien explicaba su punto de vista del trabajo realizado. Nunca en mi vida, ni siquiera Joel Peter Witkins me había impactado tanto, primero por la paradoja de ver en sus imágenes un cuidadoso tratamiento de luz y de la composición pero cuyo "objeto" era el cuerpo de sí mismo sometido a delirantes flagelaciones y martirios.

Llevo la expresión de su rostro y de sus ojos desde aquel día, y no sólo por la fotografía que en este caso es un medio, un vehículo para expresar o reconstruir el mundo interior de una mente atormentada, sino por la compasión que siento al ver en imágenes parte de su sufrimiento, esto lo digo porque soy familiar de una persona con esquizofrenia que afortunadamente hoy está estable, con nosotros y con el tratamiento indicado, pero mientras trabajé en un hospital para personas con este mal vi o creí ver en muchos de sus rostros, en muchos de sus crípticos relatos, este pequeño infierno.

Xiutzin dijo...

Probablemente la razón habita en la irracionalidad, incoherencia y extravagancia del propio ser y aquellos que han sido sometidos a esta indispuesta dolencia son personas que han podido conocer la verdadera racionalidad de la que nos jactamos de ser dueños.

Anónimo dijo...

Deberia estar en un MANICOMIO!!!!...

Anónimo dijo...

y quienes se creen para catalogar a nebreda si es artista o no,quiza ni le importe ni lo que digan ni lo que opinen, vive encerrado en su tortuoso mundo a el que le importa jamas se enterara.
La enfermedad no convierte a nadie en un artista. Sin embargo, es innegable que las obras de estas personas desprenden a menudo una magia especial. El artista sabe cómo llevarnos (como observadores) hasta la entrada de su extraño mundo vital y hacernos ver allí algo de la fragilidad de la existencia humana. Percibimos la lucha desesperada del enfermo por reconquistar su propia identidad. Una lucha agónica que el paciente esquizofrénico consigue trasmitir en el mundo cerrado de una pintura mejor que en la vida real; de este modo, recupera mediante la creación pictórica, siquiera sea por un valioso momento, su libertad de acción.